¿Cómo apoyar a un niño con trastorno específico del lenguaje?



Nuestros hijos no nacen hablando solos. Es importante que tanto los padres como los profesores incentiven el lenguaje en los niños que se encuentran en pleno desarrollo.
Si el alumno no muestra avances en su vocabulario es porque probablemente sufre de un trastorno específico del lenguaje. En esta enfermedad el niño presenta dificultades en el procesamiento de la información auditiva verbal, en memoria verbal secuencial y en estructuración de oraciones complejas.
Su vocabulario es restringido en relación con su edad y grupo de pares. Manifiesta deficiencias en la coherencia y cohesión de su discurso, es decir, falta variedad léxica, uso de conectores y mantención del tópico.
Mantiene su atención y concentración en las actividades propuestas. Está consciente de los problemas que presenta en el área de lenguaje, lo que interfiere en su participación en actividades que requieren respuestas verbales o exposiciones frente al curso, a pesar de lo cual, manifiesta motivación hacia el aprendizaje.
Este caso no es un hecho aislado y se repite con frecuencia en la sala de clases. Lo importante es que el profesor sepa cómo trabajar con los niños que padecen esto.
Pero ¿cómo lo pueden hacer? En primer lugar, hay que recordar que este tipo de trastorno consiste en un retraso en la adquisición del lenguaje bastante notorio, de por lo menos uno o dos años respecto de la edad cronológica del alumno.
Los  trastornos pueden ser de diversos grados y  ejercen un impacto importante durante la  educación inicial. La relación más directa es con el aprendizaje de la lectura y suele relacionarse con dificultades para adquirir la conciencia fonológica. Por lo tanto, es de rigor aplicar adecuaciones curriculares, en especial modificar el ritmo de exigencias en  lectura y escritura.
En cualquier adecuación curricular hay que poner énfasis en actividades que desarrollen el lenguaje expresivo, en sus tres niveles:
  • Fonético-fonológico: praxias, discriminación auditiva de fonemas.
  • Morfosintáctico: por ejemplo, la construcción gramatical de las oraciones.
  • Semántico: aquí se debe estimular el correcto uso de las palabras y la extensión de vocabulario.
Otra sugerencia metodológica que podría desarrollar la profesora en clases, es trabajar el discurso narrativo. La profesora cuenta un cuento o los alumnos leen un cuento y ella dice a uno de ellos: “Ahora, cuéntamelo tú”.
Ante esto, la profesora no se fija solamente en los errores fonoarticulatorios, también debe analizar cómo evoca, si usa el vocabulario adecuado para su edad, cómo estructura las oraciones, si logra identificar que hay un desarrollo en la historia donde hay un conflicto y un desenlace.
Y tú ¿conoces a alguien que tenga este trastorno?

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